Que Significa Que Un Vino Es Seco?
Fermin De Marco
- 0
- 99
Seguramente hayas probado muchos vinos diferentes a lo largo de tu vida. Blancos, tintos, rosados Algunos sensacionales, otros más sencillos Pero ¿sabrías decir qué es un vino seco? Son muchos los factores que condicionan las características organolépticas de este producto tan especial pero, básicamente, un vino seco es aquel cuya concentración de azúcar oscila entre uno y tres gramos por litro,
- Es decir, es una bebida cuyo azúcar se ha transformado en alcohol durante el proceso de fermentación y, como tal, presenta un grado alcohólico y de acidez más elevado en el resultado.
- Si por el contrario, el producto final presenta una mayor cantidad de azúcar residual, estaríamos hablando entonces de un vino dulce, semi-dulce o semi-seco, según la concentración del mismo.Esta es la definición técnica de ‘vino seco’, aunque sus características organolépticas nos llevan a concebirlo de una manera mucho más profunda e interesante,
Una que, si afinamos los cinco sentidos, permite descifrar placenteras sensaciones y matices en cada rincón de la boca. ¿Nos acompañas?
¿Qué significa cuando un vino es seco?
Los vinos secos son aquellos vinos que después de la fermentación, el azúcar residual que queda en el vino es inferior a 4 gramos por litro, expresado en fructosa o glucosa. La gran mayoría de los vinos que consumimos son secos, aunque cada día entran con más fuerza en el mercado los vinos semi- secos y semidulces.
¿Qué significa que una bebida es seca?
Una pregunta frecuente de los clientes al momento de elegir un vino, frente a un mesero, maître o sommelier, es si el vino es seco, a la cual, la persona encargada de vender el vino debe de contestar correctamente, caso contrario, el vino puede dar una gran sorpresa al degustador.
- 18 de septiembre de 2015 – 21:09 Cuando se tiene un vino entre manos, realmente hay solo dos opciones: que sea seco (no dulce), es decir, sin azúcar residual, o licoroso, es decir, con azúcar residual (un vino dulce).
- En ambos casos, el resultado se consigue con trabajo en la bodega por parte del enólogo, quien tiene varios métodos a su disposición para conseguir el objetivo deseado.
Vinos secos Lo más simple es cosechar racimos de uvas con un índice entre 190 y 210 gramos de azúcar por litro, dejar fermentar el azúcar en su totalidad (por ejemplo, 14 gramos de azúcar se trasforman en 1 grado de alcohol), y obtener así un vino seco, sin azúcar, ya que en su totalidad esta fue convertida en alcohol, dejando a la bebida –en este caso, vino– con un índice 13.5 a 15º de alcohol.
- Hay que tener en cuenta que la fermentación casi nunca va más allá de los 15º de alcohol, ya que en ese medio, con ese volumen de alcohol, las bacterias ya no pueden vivir más y acaban muriendo.
- Vinos dulces Obtener un vino licoroso tampoco es difícil, lo que hay que hacer es dejar que las uvas maduren un poco más tiempo en las plantas (lo que se llama “cosecha tardía” o late harvest, en inglés).
Seguramente habrán visto ya varias veces en la góndola de un supermercado o en las tiendas especializadas alguno de estos dos términos. Al cosechar un racimo con un alto índice de azúcar, por ejemplo con 250 gramos de azúcar por litro, el mismo, una vez en la bodega, va a fermentar hasta llegar a los 15º de alcohol y se van a consumir 210 gramos de azúcar, quedando un vino con 40 gramos de azúcar que ya no fueron más trasformados en alcohol.
- Esos 40 gramos, en términos enológicos, se llaman “azúcar residual”.
- Al probar el vino, el azúcar residual lo dejará ligeramente dulce y –por definición– ya no será más un vino seco.
- Hay que tener en cuenta que las uvas se pueden cosechar, incluso, muchísimo más dulces, es decir, con 280, 310, 360 y más gramos de azúcar por litro, lo que conlleva directamente a hacer vinos superdulces que tienen muchísimos adeptos en el mercado mundial.
Mientras más tiempo se mantiene el racimo en la planta, más dulce quedarán sus uvas. Pero, hay un pequeño punto a tener en cuenta: llegar a tener uvas con estos índices de azúcar significa dejar el racimo en la planta por mucho tiempo y ello puede ser extremadamente peligroso, ya que el racimo puede contraer enfermedades, hongos o algún tipo de bacteria que altere la calidad del racimo y, de esa manera, el mismo ya no puede ser más usado para elaborar vino.